miércoles, 21 de abril de 2010

Cómo los Huicholes conocieron el maíz

Ya los huicholes estaban cansados de comer cosas que no les gustaban. querían algo que se pudiera comer todos los días pero de muy distintas maneras.
U;n muchacho huichol oyó hablar del maíz y de los ricos guisos, de las tortillas, los chilaquiles y la sopa de tortilla que con este cereal se preparaban.Pero resulta que el maíz se hallaba muy lejos, al otro lado de la montaña.Eso no lo desanimó y echó a andar. Al poco rato se encontró una fila de hormigas y como sabía que algunas de ellas eran guardianas del maíz, las siguió. Una vez que el joven se durmió las sinverg&uulm;enzas hormiguitas se comieron toda su ropa, sejándole tan sólo su arco y flechas. Sin ropa y con mucha hambre, el huichol se póso a lamentarse. En eso, un pájaro se posó en el árbol cercano. El joven apuntó su arco pero el ave le amonestó diciéndole que ella era la Madre del maíz. Lo invitó a seguirla a la Casa del Maíz, donde le otorgaría todo lo que áquel andaba bu;scando.
En la Casa del Maíz se encontró a cinco dincellas muy bellas, hijas de la Madre del Maíz: Mazorca Blanca, Mazorca Azul, Mazorca Amarilla, Mazorca roja y Mazorca Negra. Mazorca Azul lo cautivó con su belleza y dulzura, pronto se casaron y regresaron al pueblo huichol.Como todavía no tenían casa, durmieron un tiempo en el lugar dedicado a los dioses. Como cosa de encantamiento, la casa de los recién casados se llenaba todos los días con elotes que la adornaban como flores. La gente venía de todas partes pues Mazorca Azul les regalaba mazorcas a manos llenas.
La bella esposa enseñaba a su marido cómo sembrar el maíz y cómo cuidar la milpa. Al enterarse de las delicias de la comida nueva muchos animales intentaron robarla. Mazorca Azul enseñó a la gente que debía prender fogatas cerca de las milpas para asustar a las criatu;ras que andaban en busca de los elotes tiernos.
Los ancianos cuentan que Mazorca Azul, óna vez que enseñó a las personas todo cuanto sabía sobre el maíz, se molió a sí misma y de esta manera la humanidad supo del riqóísimo atole, preparado también con los granos del maíz.

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