miércoles, 21 de abril de 2010

LOS HUICHOLES

Una voluntad férrea, aunada con la habilidad para adaptarse y la ayuda de la madre naturaleza, han hecho de los Huicholes una de las pocas etnias que han mantenido pureza en sus costumbres y tradiciones. Protegidos por barrancas, ríos y montañas de la Sierra Madre Occidental, sobrevivieron a la invasión hispana, a la Revolución y a la Guerra de los cristeros. Será por eso que, los mexicas, les adjudicaron despectivamente el nombre con el que se les conoce hoy, y que significa en náhuatl "el que sale huyendo". Pero lo cierto es que los Wixaritari (adivinos), que es el nombre en su lengua original dieron asilo a muchos indígenas de otras tribus, que escapaban de la dominación colonial; sus chamanes echaron a los misioneros franciscanos que quisieron convertirlos al cristianismo y cuando sus arcos y flechas no pudieron contra los rifles cristeros, se escondieron en cuevas remotas para , con el tiempo, regresar a sus comunidades y continuar viviendo de la manera en la que han vivido duranmte cientos de años. Una de las habilidades que desarrollaron para sobrevivir, fue la de tener cierta flexibilidad con la verdad. No es que sean mentirosos pero,a través de la observación, los huicholes deciden dar la información que el visitante desea escuchar, muchas veces exagerando aquellos aspectos que parecen interesar más. Será por eso que cada chamán tiene su propia versión de los antiguos mitos y esto, además, ha hecho que gran parte del material erróneo publicado, se centre en temas sexuales y la culpa relacionada pues, al parecer, éso fue lo que pensaron que era más importante para los europeos, que para ellos que siempre han vivido en íntimo contacto con la naturaleza y el modo de multiplicar sus oportunidades de comunicación con los dioses.

La religión wixárika, forma parte de la identidad wixárika y está presente en su accionar individual y colectivo. Las principales deidades son el maíz, el venado, el águila y el peyote, todos descendientes de "Tau" (el sol). La música y el baile, de fuertes rasgos prehispánicos, son parte del ritual con que se honra a la divinidad. El tejuino (una bebida fermentada del maíz) es, también, parte importante de las ceremonias. Los actos religiosos, desde tiempos inmemoriables, se llevan a cabo en un monte llamado Wirikuta o 'Quemado', en el estado de San Luis Potosí . Dicho monte se divide en dos, un lado para las mujeres y otro para los hombres. Y, como el peyote es una de sus deidades, durante las ceremonias se hace uso de él:
"Hay quienes tenemos alguna enfermedad física, del alma o del corazón o simplemente no hemos podido encontrar nuestra vida. En este desierto viviente y mágico, confín del mundo, el Venado Azul se nos revelará para encontrar nuestra vida, él nos enseñará, él será nuestra medicina. Una maximización del espíritu nos conducirá hasta el punto de la transformación temporal en transición a la exaltación espiritual, para encontrar las fuerzas del equilibrio. Esa capacidad inefable para aventurarnos sin temor en el angosto puente a través del gran abismo que separa el mundo ordinario del mundo del más allá. Para lograr éstas fuerzas del equilibrio debemos vencer nuestros miedos, quitar los malos pensamientos de nuestros corazones y unirlos. Los peregrinos debemos de estar limpios de todo mal de sentimiento, debemos de regresar al periodo de la vida en que éramos inocentes, antes de que fuéramos adultos, mundanos, ya que a ésta tierra madre venimos a nacer. El pasar de este mundo al más allá podremos hacerlo, porque al recibir el Venado Azul, dejaremos de ser ordinarios, seremos transformados. Pero hay que recordar que es solamente temporal porque somos solamente hombres y mujeres y no dioses" (Fuente: México desconocido). Esta "divinización" del peyote se encuentra plasmada, también, en las delicadas obras artesanales: La representación del hongo y su flor se puede observar tanto en las artesanías fabricadas con madera y estambre, como en los bordados y en aquellas donde utilizan cuentas, hoy, de plástico. Las piezas huicholas son de un colorido extraordinario y de una gran riqueza simbólica, donde revelan las raíces ancestrales de su cultura.
Y aunque los wixaritari mantienen saberes y tradiciones ancestrales, una cosmovisión propia y diferente,en la actualidad están buscando la manera de conservarse y, al mismo tiempo, sustentar un diálogo con la cultura occi dental,. Será por eso que ahora, mediante el internet, podemos conocer a Don Antonio, un artesano huichol de 75 años que, aún ahora, prepara la madera, cera y estambre para realizar sus cuadros. O que podamos encontrar, en una exposición de arte contemporáneo mexicano, unos zapatos tenis (zapatillas para correr) Panam, tratados especialmente por manos huicholas.

Y aunque a veces el encuentro entre dos culturas no es muy amable, si que podemos contar una anécdota curiosa que envuelve a un huichol con el que es, quizá, el pintor mexicano más conocido en el mundo: Diego Rivera.

Jaistemay (Nube Bonita) en 1949 viaja por primera vez, en tren, hasta la Ciudad de México, para adorar a la diosa madre Tanana (o Tonatzin para los mexicas) en el santuario donde hoy se encuentra la Virgen de Guadalupe. Debido a lo vistoso de su ropa, el tímido muchacho de 25 años llamaba la atención donde quiera que iba. Así, un amigo de Diego Rivera lo vió y le convence para ir con el pintor. Diego le ofrece 400 pesos para dejarse pintar. Le paga un adelanto de 100 pesos y, al final de la primera sesión, el huichol decide marcharse. En 1970, después de una caminata de muchos días, John Lilly llega por primera vez a la casa de Jaistemay, en lo más recóndito de la sierra y le toma una fotografía junto a sus cinco esposas. Jaistemay le pregunta a Lilly si, por casualidad, conocía a un hombre que hacía dibujos en la Ciudad de México y quien todavía le debía 300 pesos.

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