viernes, 23 de abril de 2010

Mara'akame: El Huichol que Danza con los Muertos

Laberintos y espirales, la luna y el sol, los árboles, las montañas y un océano cósmico que resulta indescifrable para el forastero; éstos son los elementos que determinan la religión, las costumbres, el arte y la vida misma de los huicholes.

Cuentan las leyendas de esta mística cultura que los dioses salieron del mar, peregrinando hacia el interior de la Sierra Madre Occidental, para dar origen a este pueblo. Por otro lado, los historiadores afirman que durante la Conquista, los sobrevivientes de diversos pueblos indígenas huyeron hacia el interior de la Sierra Madre Occidental, tan inaccesible entonces como lo es aún hoy, para escapar de la estela de destrucción dejada por las tropas españolas. La Sierra protegió a los indígenas y éstos se establecieron en su interior permanentemente.

El universo huichol es uno en el que mitos y leyendas rigen las leyes sociales y religiosas; un entorno cuyos lineamientos van más allá del entendimiento convencional, una cosmovisión que es representada incansablemente por el artista huichol en cada creación nacida de sus hábiles manos y su mente indomable.

El huichol entiende el plano terrenal, el profano, pero también conoce uno sagrado en el que habitan los dioses; en el que se puede hablar y convivir con los muertos; un plano al cual solamente se puede llegar a través del sueño y con la ayuda de un guía iluminado o chamán: un Mara´akame.

Es en esta dimensión impalpable que se encuentra explicación a muchos de los eventos mundanos que toman lugar en la vida del huichol. Si alguien enferma, probablemente se deba a que no se han procurado las responsabilidades para con los dioses, entonces se hacen ofrendas a través del Mara´akame. Si se ha caído enfermo a causa de un maleficio, el Mara´akame rociará humo de tabaco por todo el cuerpo del aquejado para luego succionar con la boca el objeto que causa el mal. Algunas veces, sin embargo, la enfermedad se debe a que el kupúri (una parte del alma del huichol que se localiza en la parte superior de la cabeza) ha sido robado por un brujo y entonces, el Mara´akame debe enfrentarse a él para recuperar el kupúri y salvar al enfermo.

La muerte para el huichol es otra eventualidad que tiene solución en el plano sagrado, pues en este puede ponerse en contacto con los seres que ha perdido en el terreno de lo profano. Con ayuda de "la planta de los dioses" -mejor conocida como Peyote- y la cuidadosa guía del Mara´akame, el huichol es inducido a un sueño en el que puede pasar al plano sagrado para convivir, danzar y reír con el ser amado que se ha ido. Desgraciadamente, algunas veces la alegría de volver a ver al ser amado es tanta, que el visitante no desea regresar a su cuerpo. Es entonces cuando el Mara´akame interviene para recordarle que tiene que hacerlo y lo trae de vuelta al mundo terrenal.

Es debido a la importancia del plano sagrado y su intrínseca relación con el modo de vida del huichol, que el foráneo es casi inadmisible en esos territorios. Penetrar a la comunidad huichola, es encontrarse ante las puertas de un fantástico universo de costumbres ancestrales que se han conservado intactas a través del tiempo. Aquí la madera es el combustible principal, el agua aún se extrae de los pozos y las casas están construidas con adobe y paja. Para los huicholes, los tres primeros años de escuela son impartidos por el mismo profesor y la educación es provista por una misión franciscana. Esta es una sociedad en la que se practican la agricultura, la pesca y la caza para el autoconsumo, y en la que la tierra aún se labra con estacas y yuntas de bueyes.

Estos son los dominios del Mara´akame, el chamán o guía. El único que puede caminar entre lo divino y lo mundano.

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